El candidato opositor apunta a una política exterior menos ideológica que la del PT
Por Alberto Armendariz | LA NACION
RÍO DE JANEIRO.- ¿Distancia o acercamiento a Estados Unidos? ¿El Mercosur como prioridad o la apertura hacia nuevos mercados? ¿Alineamiento con los países bolivarianos o fortalecimiento de los lazos con la Unión Europea? Si bien los temas de política exterior estuvieron prácticamente ausentes de la campaña presidencial en Brasil -como suele suceder aquí-, la visión internacional de la presidenta Dilma Rousseff y la del opositor socialdemócrata Aécio Neves no podrían ser más diferentes.
‘En estas elecciones, hay una clara distinción entre un modelo de las relaciones exteriores con eje en la ideología, como ha llevado adelante el Partido de los Trabajadores [PT] en estos últimos 12 años, y otro basado en el pragmatismo, como el que propone el Partido de la Social Democracia Brasileña [PSDB]’, resaltó en diálogo con LA NACION el embajador Luiz Augusto de Castro Neves, presidente del Centro Brasileño de Relaciones Internacionales (Cebri).
En los debates televisivos y las conferencias de prensa, Aécio aprovechó cada oportunidad para resaltar que la política exterior será una de las áreas donde más cambios se notarán.
Quiere dar vuelta la página en la distanciada relación que hay con Washington tras el escándalo del espionaje norteamericano y establecer una alianza estratégica con Estados Unidos como la que tienen Turquía, la India y Corea del Sur.
Ha llamado ‘anacrónico’ al Mercosur y pidió su flexibilización para que se permita la firma de acuerdos de libre comercio bilaterales, sobre todo con la Unión Europea y con las naciones que integran la Alianza del Pacífico (México, Colombia, Perú y Chile).
Aécio pretende dejar de financiar proyectos en Cuba, Venezuela y Bolivia, como ocurre hoy, hasta que no haya cambios democráticos en las naciones caribeñas o se implementen políticas confiables de combate al narcotráfico en el país andino.
Buscará mantener buenas relaciones con los otros miembros del grupo Brics (Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica), pero resaltará la importancia de fortalecer el comercio entre estas potencias emergentes. Con China, específicamente, que es el mayor socio comercial de Brasil, desea diversificar el intercambio comercial, hoy concentrado en la venta de materias primas.
‘Una política exterior contemporánea y moderna significa negocios. Es ampliar los mercados para nuestros productos, generando más renta y más empleos aquí, en Brasil’, destacó el propio Neves recientemente.
En las cuestiones de política exterior, el aspirante socialdemócrata está asesorado por Rubens Barbosa, jefe del consejo de comercio exterior de la poderosa Federación de Industrias del Estado de San Pablo (Fiesp) y ex embajador brasileño en Washington y en Londres.
La intención de Aécio es devolverle al Palacio de Itamaraty, la cancillería, el rol rector de las relaciones internacionales que tradicionalmente tuvo, y que perdió protagonismo frente a la diplomacia personal de Luiz Inacio Lula da Silva, orientada por el asesor especial de la Presidencia para Asuntos Internacionales, Marco Aurelio García, que mantiene el mismo cargo durante el actual gobierno.
‘Ellos representan lo viejo, el candidato viejo que reedita la vieja agenda de la derecha brasileña’, señaló García, durante un seminario organizado por el Cebri la semana pasada, y advirtió que si Aécio llega al poder, ‘exterminará’ la política exterior actual brasileña.
Para García, que incluso tiene más influencia sobre la presidenta que el canciller Luiz Alberto Figueiredo, el Mercosur es una piedra fundamental de la integración regional; requiere de algunas modificaciones, negociadas entre las partes, pero no puede funcionar a ‘dos velocidades’ con acuerdos paralelos de libre comercio bilaterales de sus miembros con otros países o bloques.
‘La derecha intenta resucitar el cadáver debidamente enterrado del Área de Libre Comercio de las Américas [impulsada por la Casa Blanca]; sólo quiere una relación con Estados Unidos y la Unión Europea, sin medir los graves efectos que eso tendrá sobre nuestra industria’, apuntó.
En su visión, las relaciones con los vecinos latinoamericanos deben ser prioritarias, y luego la consolidación del diálogo y la cooperación Sur-Sur, con especial atención a la interacción con las otras potencias emergentes de los Brics, y sin olvidar las oportunidades que representan los países de África